lunes, 19 de abril de 2021

Genially : "Jesús de Nazaret : Hay conocimientos que sirven para toda la vida" . Fernando Moreno; Primaria

 Trata aspectos relacionados con Dios Padre y la creación, la llegada de Jesús (Anunciación y Encarnación), una vida dedicada al Amor (infancia, vida pública de Jesús, Pasión, Muerte y Resurrección), así como unidos por amor (el Espíritu Santo y la Iglesia). Intentando recopilar todos los aspectos más importantes y dar una visión globalizada para acabar el curso.


https://view.genial.ly/5eca2fa7ad9c9e0d8e20845f/game-breakout-jesus-de-nazaret-hay-conocimientos-que-sirven-para-toda-la-vida

lunes, 5 de abril de 2021

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO Sábado Santo, 3 de abril de 2021

 HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO      Sábado Santo, 3 de abril de 2021

 Las mujeres pensaron que iban a encontrar el cuerpo para ungirlo, en cambio, encontraron una tumba vacía. Habían ido a llorar a un muerto, pero en su lugar escucharon un anuncio de vida. Por eso, dice el Evangelio que aquellas mujeres estaban «asustadas y desconcertadas» (Mc 16,8), estaban asustadas, temerosas y desconcertadas. Desconcierto: en este caso es miedo mezclado con alegría lo que sorprende sus corazones cuando ven la gran piedra del sepulcro removida y dentro un joven con una túnica blanca. Es la maravilla de escuchar esas palabras: «¡No se asusten! Aquel al que buscan, Jesús, el de Nazaret, el crucificado, resucitó» (v. 6). Y después esa invitación: «Él irá delante de ustedes a Galilea y allí lo verán» (v. 7). Acojamos también nosotros esta invitación, la invitación de Pascua: vayamos a Galilea, donde el Señor resucitado nos precede. Pero, ¿qué significa “ir a Galilea”? 
Ir a Galilea significa, ante todo, empezar de nuevo. Para los discípulos fue regresar al lugar donde el Señor los buscó por primera vez y los llamó a seguirlo. Es el lugar del primer encuentro y el lugar del primer amor. Desde aquel momento, habiendo dejado las redes, siguieron a Jesús, escuchando su predicación y siendo testigos de los prodigios que realizaba. Sin embargo, aunque estaban siempre con Él, no lo entendieron del todo, muchas veces malinterpretaron sus palabras y ante la cruz huyeron, dejándolo solo. A pesar de este fracaso, el Señor resucitado se presenta como Aquel que, una vez más, los precede en Galilea; los precede, es decir, va delante de ellos. Los llama y los invita a seguirlo, sin cansarse nunca. El Resucitado les dice: “Volvamos a comenzar desde donde habíamos empezado. Empecemos de nuevo. Los quiero de nuevo conmigo, a pesar y más allá de todos los fracasos”. En esta Galilea experimentamos el asombro que produce el amor infinito del Señor, que traza senderos nuevos dentro de los caminos de nuestras derrotas. El Señor es así, traza senderos nuevos dentro de los caminos de nuestras derrotas. Él es así y nos invita a ir a Galilea para hacer lo mismo. 
Este es el primer anuncio de Pascua que quisiera ofrecerles: siempre es posible volver a empezar, porque siempre existe una vida nueva que Dios es capaz de reiniciar en nosotros más allá de todos nuestros fracasos. Incluso de los escombros de nuestro corazón —cada uno de nosotros los sabe, conoce las ruinas de su propio corazón—, incluso de los escombros de nuestro corazón Dios puede construir una obra de arte, aun de los restos arruinados de nuestra humanidad Dios prepara una nueva historia. Él nos precede siempre: en la cruz del sufrimiento, de la desolación y de la muerte, así como en la gloria de una vida que resurge, de una historia que cambia, de una esperanza que renace. Y en estos meses oscuros de pandemia oímos al Señor resucitado que nos invita a empezar de nuevo, a no perder nunca la esperanza.
Ir a Galilea, en segundo lugar, significa recorrer nuevos caminos. Es moverse en la dirección opuesta al sepulcro. Las mujeres buscaban a Jesús en la tumba, es decir, iban a hacer memoria de lo que habían vivido con Él y que ahora habían perdido para siempre. Van a refugiarse en su tristeza. Es la imagen de una fe que se ha convertido en conmemoración de un hecho hermoso pero terminado, sólo para recordar. Muchos —incluso nosotros— viven la “fe de los recuerdos”, como si Jesús fuera un personaje del pasado, un amigo de la juventud ya lejano, un hecho ocurrido hace mucho tiempo, cuando de niño asistía al catecismo. Una fe hecha de costumbres, de cosas del pasado, de hermosos recuerdos de la infancia, que ya no me conmueve, que ya no me interpela. Ir a Galilea, en cambio, significa aprender que la fe, para que esté viva, debe ponerse de nuevo en camino. Debe reavivar cada día el comienzo del viaje, el asombro del primer encuentro. Y después confiar, sin la presunción de saberlo ya todo, sino con la humildad de quien se deja sorprender por los caminos de Dios. Nosotros tenemos miedo de las sorpresas de Dios, normalmente tenemos miedo de que Dios nos sorprenda. Y hoy el Señor nos invita a dejarnos sorprender. Vayamos a Galilea para descubrir que Dios no puede ser depositado entre los 
recuerdos de la infancia, sino que está vivo, siempre sorprende. Resucitado, no deja nunca de asombrarnos.
Luego, el segundo anuncio de Pascua: la fe no es un repertorio del pasado, Jesús no es un personaje obsoleto. Él está vivo, aquí y ahora. Camina contigo cada día, en la situación que te toca vivir, en la prueba que estás atravesando, en los sueños que llevas dentro. Abre nuevos caminos donde sientes que no los hay, te impulsa a ir contracorriente con respecto al remordimiento y a lo “ya visto”. Aunque todo te parezca perdido, por favor déjate alcanzar con asombro por su novedad: te sorprenderá.
Ir a Galilea significa, además, ir a los confines. Porque Galilea es el lugar más lejano, en esa región compleja y variopinta viven los que están más alejados de la pureza ritual de Jerusalén. Y, sin embargo, fue desde allí que Jesús comenzó su misión, dirigiendo su anuncio a los que bregan por la vida de cada día, dirigiendo su anuncio a los excluidos, a los frágiles, a los pobres, para ser rostro y presencia de Dios, que busca incansablemente a quien está desanimado o perdido, que se desplaza hasta los mismos límites de la existencia porque a sus ojos nadie es último, nadie está excluido. Es allí donde el Resucitado pide a sus seguidores que vayan, también hoy nos pide de ir a Galilea, en esta “Galilea” real. Es el lugar de la vida cotidiana, son las calles que recorremos cada día, los rincones de nuestras ciudades donde el Señor nos precede y se hace presente, precisamente en la vida de los que pasan a nuestro lado y comparten con nosotros el tiempo, el hogar, el trabajo, las dificultades y las esperanzas. En Galilea aprendemos que podemos encontrar a Cristo resucitado en los rostros de nuestros hermanos, en el entusiasmo de los que sueñan y en la resignación de los que están desanimados, en las sonrisas de los que se alegran y en las lágrimas de los que sufren, sobre todo en los pobres y en los marginados. Nos asombraremos de cómo la grandeza de Dios se revela en la pequeñez, de cómo su belleza brilla en los sencillos y en los pobres.
Por último, el tercer anuncio de Pascua: Jesús, el Resucitado, nos ama sin límites y visita todas las situaciones de nuestra vida. Él ha establecido su presencia en el corazón del mundo y nos invita también a nosotros a sobrepasar las barreras, a superar los prejuicios, a acercarnos a quienes están junto a nosotros cada día, para redescubrir la gracia de la cotidianidad. Reconozcámoslo presente en nuestras Galileas, en la vida de todos los días. Con Él, la vida cambiará. Porque más allá de toda derrota, maldad y violencia, más allá de todo sufrimiento y más allá de la muerte, el Resucitado vive y el Resucitado gobierna la historia.
Hermana, hermano si en esta noche tu corazón atraviesa una hora oscura, un día que aún no ha amanecido, una luz sepultada, un sueño destrozado, ve, abre tu corazón con asombro al anuncio de la Pascua: “¡No tengas miedo, resucitó! Te espera en Galilea”. Tus expectativas no quedarán sin cumplirse, tus lágrimas serán enjugadas, tus temores serán vencidos por la esperanza. Porque, sabes, el Señor te precede siempre, camina siempre delante de ti. Y, con Él, siempre la vida comienza de nuevo.

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domingo, 4 de abril de 2021

DOMINGO DE PASCUA. B. (4.4.2021) Si Jesús vive eso me basta . Don Román

 DOMINGO DE PASCUA. B. (4.4.2021)

Si Jesús vive eso me basta


Hecho. En nuestros días, por lo menos dentro de los círculos eclesiales, se habla mucho de la falta de fe y de la crisis moral. Pero quizá, en nuestro mundo más que la fe y la moral lo que está agonizando son la esperanza y las ganas de vivir y luchar. 


El  famoso sicoanalista austriaco, Víctor Frankel, solía decir: “el 25% de las neurosis estaban originadas por carencia de sentido y las ganas de vivir”.  No todo es negativo en este mundo. En él hay muchas personas centradas, haciendo el bien y aportando valores muy estimables. Pero, con cierta frecuencia, el balance global que solemos hacer suele ser más sombrío que luminoso. Parece que llevamos puestas unas gafas negras que nos impiden ver todo lo que hay de positivo en nuestro ambiente. 

 

I.- Es verdad que en nuestra sociedad hay muchas cosas que no funcionan y que tenemos muchos problemas que resolver. Ahí están el Covid, las numerosas y abundantes manifestaciones de los jubilados y pensionistas; la marginación de las mujeres,  el paro juvenil, los refugiados, la soledad de las personas mayores, etc. Tampoco podemos dejar a un lado, a la hora de asomarnos a nuestro ambiente, los valores que son predominantes en nuestra sociedad y que están originando el número de personas apáticas, desanimadas, conformistas, preocupadas sólo por su bienestar…,vaya  creciendo considerablemente. 


II.- En esta fiesta de Pascua, en la que celebramos que el Padre resucitó a su Hijo Jesús, voy a ofreceros unas pistas para:


Vivir con ilusión y esperanza. Porque si  el Padre resucitó a Jesús tenemos la certeza de que merece la pena vivir como El vivió, el dar la vida por lo que El la dio. Desde la Resurrección cobra sentido nuestra entrega a los demás, las horas que pasamos fuera de casa haciendo algo por los demás; nuestras luchas, nuestras oraciones y sacrificios por ser menos egoístas; nuestros desvelos y reuniones por hacer una Iglesia más evangélica y servidora del pueblo


Para no verlo todo negro.  Porque si el Padre resucitó a Jesús tenemos la certeza de que por las venas de la historia corre la savia del Resucitado. Hace unos años estuve, por estas fechas, en una misa que se celebró en el Colegio de los Jesuitas de Indautxu con motivo del aniversario de la muerte de Mons. Romero. Pusieron sobre la pared una inmensa espiga  y a  los presentes nos dieron granos. Cada uno podía poner un grano en la espiga siempre que contase algún hecho positivo. Pues bien la espiga se llenó y no hubo granos para todos.


Para esperar y confiar en la Iglesia. Porque si el Padre resucitó a Jesús tenemos la certeza de que a pesar de sus pecados y incongruencias ella nos sigue ayudando a conocer a Jesús y nos ofrece la salvación. 


Para tener una confianza moderada en nosotros mismos. Porque si el Padre resucitó a Jesús tenemos la certeza de que tenemos la dignidad de ser hijos/as de Dios y no podemos decir: “Soy una chapuza”, “No tengo remedio”… Cada uno de nosotros, con la fuerza del Resucitado podemos cambiar, ser mejores, estar más comprometidos… También podemos  confiar más en los demás y, sobre todo, podemos confiar absolutamente en Dios. 


III.- Vamos a mirarnos a nosotros mismos y vamos a mirar a los demás, a la sociedad y a la Iglesia desde el Resucitado. Jesús resucitado fue el consuelo de sus discípulos que pasaron por la “tarde oscura” del Viernes Santo y ahora, también, nos ofrece su consuelo a todos nosotros. Consolar es algo más que animar, consolar es conseguir que desaparezcan los motivos de abatimiento. ¡Que Cristo resucitado nos consuele a todos en este día de Pascua!


Para orar y meditar


Estarás en condiciones de reconocer que tu espíritu

ha resucitado plenamente en Cristo si puedes decir 

con íntima convicción: “Si Jesús vive eso me basta”.


Si él vive, vivo yo, porque él es mi vida y todo aquello 

de lo que tengo necesidad.

¿Qué puede faltarme, en efecto, si Jesús vive?


Sólo cuando el amor de Cristo absorba de este modo 

tan total a nuestro  corazón y seamos sensibles a Jesucristo

y a todo lo relacionado con él, sentiremos su consuelo 

y recobraremos la esperanza y las ganas de vivir y luchar.

Blog del Profesorado de Religión Católica: Magnífico cuaderno explicando la Semana Santa

Blog del Profesorado de Religión Católica: Magnífico cuaderno explicando la Semana Santa: