sábado, 29 de mayo de 2021

FIESTA DE LA TRINIDAD. B. (30.5.2021) Dios es danza. Don Román.

 Hecho. Finalizado el ciclo pascual nos encontramos con el domingo de la Santísima Trinidad. Hablar de la Trinidad no resulta nada fácil. De este  dogma el famoso filósofo alemán, Kant, dijo: “De la doctrina de la Trinidad tomada al pie de la letra no se puede sacar absolutamente nada para la práctica”. Algo perecido me comentaba en cierta ocasión un amigo: “Tú crees, Román, que cambiaría mucho nuestra vida cristiana si nos dijesen que en Dios hay sólo una persona en lugar de tres”?  Estas dos frases, la del filósofo y la de mi amigo, nos deben poner en guardia para no pensar que nos encontramos con una verdad (dogma) que no tiene ninguna aplicación práctica para  nuestra vida cristiana y eclesial.


I.- ¿Podemos sacar algo práctico para nuestra vida cristiana y eclesial del dogma de la Trinidad? A continuación os ofrezco algunas pistas con la esperanza que os ayuden a responder a la pregunta.


 El misterio de la Trinidad no sólo nos descifra lo que es Dios, también nos descifra nuestro propio misterio. Dicho de otra manera: cuando nosotros respondemos a la pregunta ¿cómo es Dios? no sólo nos jugamos nuestras relaciones con Dios sino también la comprensión de lo que somos las personas humanas por aquello que dice el libro del Génesis “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza”.  Entre nosotros hay un refrán que dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Inspirados en este expresión podemos decir: “Dime qué Dios tienes y te diré qué cristiano eres” Si te imaginas a Dios como un ser  solitario serás un individualista, si te lo imaginas como comunidad tratarás de ser un ser solidario. Creer en un Dios que es comunión trinitaria nos lleva a descubrir una clave de nuestra propia realización.


No creo equivocarme mucho al pensar que bastantes personas arrinconan a Dios porque le encuentran triste y aburrido. El famoso filósofo alemán, Nietzsche, dijo: “Yo creería únicamente en un Dios que supiera bailar”. Pues bien los padres griegos para expresar la comunión de vida, de amor y de ternura que acontece en Dios acuñaron un término que traducido al castellano significa danza. Dios es comunidad, relación, amor, danza. Por eso en el fondo de toda ternura, en el interior de todo encuentro amoroso, en la solidaridad desinteresada, en la entraña de todo amor siempre vibra el amor infinito de Dios.  


Algunos teólogos, incluso, nos han ayudado a ver que el dogma de la Trinidad tiene consecuencias políticas. Si Dios es el rey del mundo y el amo de la creación, los dominadores y tiranos de este mundo tendrán un arquetipo religioso que les justifique. Pero si Dios es comunidad ya no les servirá Dios como modelo que justifique su conducta. 


El dogma de la Trinidad también tiene aplicaciones a nuestra vida eclesial (vida comunitaria). Una Iglesia que quiere ser icono de la Trinidad será una Iglesia más acogedora para las mujeres, menos clerical y en la que no se podrán decir cosas como estas: “La iglesia es, por su naturaleza, una sociedad desigual; comprende dos categorías de personas: los pastores y la grey. Solo la Jerarquía mueve y dirige […] El deber de la grey es aceptar ser gobernada y cumplir con sumisión las órdenes de quienes la rigen” (Pío X, encíclica Vehementer Nos. Año 1906). Con razón se ha dicho que “allí  donde la Iglesia pierda el sabor de la fraternidad dejará de ser esperanza para los desheredados; allí  donde deje de ser espejo de fraternidad se quedará sin canto para los últimos” (J. García Roca)


Dios es TRINIDAD, es decir, comunidad, relación, amor, danza. Por eso la vida del ser humano no tiene sentido sin el amor. Para el hombre y la mujer vivir significa dar, acoger, compartir. Vivir, en último término, es entrar en esa danza misteriosa de Dios y dejar circular su vida en nosotros y en nuestras relaciones humanas y eclesiales.

Para orar y meditar

¿Quién eres tú Dios mío? Dime tu nombre. No sé tu nombre.

Eres el que contagia vida, como el Padre/Madre que crea, 

como el Hijo que comparte, como el  Espíritu que abraza.


Tú  eres luz, tú eres pasión, tú eres amor, siempre en todo amor 

y abrazo que funde y libera. Hazme que sienta en mí la corriente de tu Vida.


Te damos gracias, Dios, Padre nuestro, por venir a  morar en nosotros.

Te damos gracias, Jesús, Señor de la vida, por hacernos capaces de amar

y de ser fieles a tu Palabra.

Te damos gracias; Espíritu de la verdad que nos permites no olvidar nunca 

las  palabras y los gestos de Jesús.


Ayúdanos, Dios vivo, Padre, Hijo, Espíritu 

en medio de nuestros afanes y compromisos,

a colaborar en tu gran proyecto de morar en este mundo,

en todos aquellos y aquellas que aman. Amén 



Roman Bilbao Arrospide


No hay comentarios:

Publicar un comentario