domingo, 21 de agosto de 2011

Después de la JMJ... ...

El centro de Málaga se inundó del color de la JMJ


Los vídeos con los mejores momentos de la celebración diocesana


Y ahora, ¿qué?

Hoy se despide el papa Benedicto de los jóvenes que han acudido a Madrid. Y lo hace como conviene entre cristianos: con la celebración de la Eucaristía y con palabras que están destinadas a convertirse en una provocación y en un programa de vida. Dios ha derramado sus dones a manos llenas, y ahora todo depende de nosotros. Tanto de los jóvenes que han acudido al encuentro de Madrid como de las comunidades cristianas a las que pertenecen.

Las parroquias necesitan consolidar los grupos de jóvenes, sin conformarse con atender a los adolescentes. No basta con decir que los jóvenes no quieren saber nada de la Iglesia, ni del Evangelio, porque no es cierto. Tenemos que preguntarnos por qué hay jóvenes en los neocatecumenales, en las cofradías, en el Opus Dei, en el MAC, en MIES y en los carismáticos. Naturalmente, también entre los jóvenes practicantes hay menos jóvenes que hace algunos años, porque el número de jóvenes ha disminuido en la sociedad. También es cierto que una importante mayoría de los sacerdotes que ejercemos el ministerio en la ciudad somos personas mayores. Aunque no estoy seguro de que el hecho de ser mayor establezca distancias con los jóvenes. Quizá nos falten ese entusiasmo, esa alegría y ese testimonio que enganchan. Tenemos que profundizar, en los diversos arciprestazgos, en qué estamos fallando y qué podríamos hacer. Sin agobios y sin mala conciencia, pero con clarividencia evangélica.

De momento, la mayoría de los jóvenes que han acudido a Madrid van a regresar con una experiencia honda. Necesitan que los escuchemos, que les dediquemos tiempo y que acojamos sus sugerencias y propuestas, antes de que se enfríe lentamente el fuego de su corazón y el recuerdo de lo vivido. ¡No olvidemos que el Espíritu, el Aliento de Dios, nos sigue guiando para que iniciemos caminos nuevos!

Azotea de J. A. Paredes publicada en "Diócesis"


Y después de la JMJ, ¿qué?
«Que los jóvenes sean testigos del Señor en la Iglesia y en el mundo»

1.-
A nivel personal, miles
de adolescentes, jóvenes y adul-
tos pueden aportar experiencias
propias de acercamiento, en-
cuentro, vuelta a la fe; de poner
a Jesucristo nuevamente como el
centro de la vida; de “arraigarse y
edificarse en Cristo”. ... ...
2.-
La comunión eclesial.
“Sentirse Iglesia y sentir con la
Iglesia”todo lo que se ha
vivido bajo las siglas de la JMJ ha
ayudado a ambas cosas.
3.-
El tercer nivel es la con-
secuencia necesaria de los dos
anteriores: el joven que se arrai-
ga en Dios y fortalece su fe, en
comunión eclesial, no tiene más
remedio que mostrarlo donde-
quiera que está.

La JMJ ha sido, y
queremos que sea, un punto en
mitad del camino que nos ani-
me a (recogiendo todo lo bueno
que se ha vivido hasta ahora)
retomar con más fuerza, con más
unión y con más profundidad la
tarea de anunciar el Evangelio a
los jóvenes, y de que los jóvenes
sean testigos del Señor en la Igle-
sia y en el mundo.