domingo, 27 de junio de 2021

DOMINGO XIII. B. La vida un regalo de Dios y una tarea . Don Román

 La vida un regalo de Dios y una tarea 

I.- Una vez más, el evangelio que acabamos de proclamar  ha traído a nuestra consideración una curación de Jesús: la  hija de Jairo. Este pasaje ha sido recogido por el evangelista Marcos que dedica una sexta parte de su evangelio a la actividad sanante de Jesús. Los estudiosos de los evangelios suelen decir que si Marcos dedica tanto espacio a la actividad sanante de Jesús es porque algo importarte nos quiere comunicar con ello. ¿Cuál es ese mensaje importante que nos quiere comunicar? Antes de responde a esta pregunta, haré una breve descripción de cómo se veía al enfermo en Israel. Espero que esto os ayude a valorar mejor lo que Jesús nos quiso revelar con su actitud sanante.


II.- Para un israelita el enfermo era: 


Un ser al que le faltaba el aliento de Dios. Para ellos, detrás de la vida de las personas, estaba el aliento de Dios (Recordar el Génesis). “Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente” (Gen 2, 7)


Un ser marginal. En una sociedad como aquella en la que no había seguridad social no cosa parecida  la persona enferma normalmente engrosaba la lista de los marginados ya que al no poder trabajar se veía sometida a vivir de limosnas.


También era considerado un pecador. Si no contaba con el aliento era porque había cometido algún  pecado.


III.- Jesús con palabras y, sobre todo, con gestos provocativos, romperá con estas concepciones y nos manifestará que para su Padre el enfermo no es un pecador ni un ser al que le ha retirado el aliento. Su Padre Dios, como nos dirá el libro de la Sabiduría «no hizo la muerte, ni goza destruyendo a los vivientes» (1ª lectura).  Si Jesús curó enfermos fue para que seamos conscientes que «el Reino de Dios estaba ya entre nosotros», es decir, el poder salvador de Dios ya estaba actuando entre nosotros e iba transformando nuestro mundo en Reino de Dios. Esta actitud sanante de Jesús debe tener para todos nosotros algunas consecuencias. A continuación apunto tres:


Ser responsables de nuestra salud. Por las encuestas de valores, que se están realizado estos últimos años, sabemos que en nuestra sociedad occidental la salud ocupa uno de los primeros lugares. Ahora bien, debemos ser conscientes de que el concepto de salud socialmente vigente entre nosotros suele ser limitado, ya que asociamos la salud a ausencia de enfermedad corporal.


Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud no está de acuerdo con este concepto de salud dominante en nuestra sociedad. Para la OMS una persona goza de salud  cuando puede vivir «de una manera autónoma, solidaria y dichosa». Si no somos autónomos (libres), si no estamos integrados en una comunidad y si no somos felices no gozamos de salud aunque tengamos bienestar y salud física. De ahí que ser responsables de nuestra salud pase también por luchar contra todo lo que nos esclaviza, por estar integrados en nuestra sociedad y por tener una alegría que nos salga de dentro

Estimular un estilo de vida sana. Los expertos en salud suelan afirmar que, entre nosotros, un 40% de la mortalidad está provocado por un modo de vida insano (alimentación excesiva, vida agitada, contaminación urbana, poco ejercicio físico...) Por eso si queremos estimular un estilo de vida saludable tendremos que estimular la otras facetas de nuestra vida como pueden ser: la comunicación con  los demás, el vacío interior, la falta de un proyecto personal, la falta de amor, la represión del  sentido religioso,... Todas estas cosas producen desajustes y neurosis.


Sanar las heridas. El amor y el cariño curan muchas heridas. San Pablo, en la segunda lectura, nos ha hecho una llamada a ser generosos porque «ya sabemos lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo que siendo rico se hizo pobre por nosotros».


IV.- El Dios de la vida que nos manifestó Jesús nos llama a ser responsables de nuestra salud, a ser autónomos, solidarios y dichosos, a estimular  un estilo de vida alternativo en nosotros y en los demás  y a sanar, con  amor y cariño, a los las heridos que encontramos en nuestro caminar por este mundo. Vivamos la vida como un regalo de Dios y vivamos la vida como una tarea. Si así lo hacemos sabremos ser responsables de nuestra salud y de la salud de los demás.


Para orar y meditar


En este momento de pandemia mundial pidamos por los enfermos, los que sufren y por todos los que sentimos miedo y ansiedad. Agradezcamos a todos los que se encuentran en primera línea: médicos, enfermeras, personal hospitalario, cuidadores, familiares, amigos y desconocidos. Pidamos por su seguridad, salud y fortaleza.


Oremos unos por otros, para que podamos ser precavidos sin estar paralizados, ejercer la responsabilidad social y pensar en los más débiles y vulnerables, encontrar formas creativas de conectarnos, mostrar cuidado, compartir compasión y encontrar formas de ayudar a quienes se verán más gravemente afectados por las medidas adoptadas para abordar la crisis


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Señor Jesús, tú que tuviste manos abiertas para acariciar a los niños, manos tendidas para socorrer a los necesitados, manos sanadoras para curar los cuerpos lacerados  y los espíritus maltrechos. Tiende tus manos sobre nosotros para que seamos conscientes de tu cercanía y ayúdanos a todos a tender nuestras manos a quienes las necesitan. Contamos con tu apoyo.



Roman Bilbao Arrospide



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