El
Papa Benedicto XVI deja el Pontificado el 28 de febrero. Lo ha
anunciado personalmente en latín durante la canonización de los
mártires de Otranto. La noticia, que ha sido confirmada por el
Vaticano «ha sido como un rayo caído del cielo», señala el
cardenal Angelo Sodano.
Benedicto
XVI ha explicado que la decisión ha sido muy meditada y que la ha
tomado por el bien de la Iglesia y debido a su «edad avanzada».
Estas
han sido las palabras del Papa sobre su renuncia:
«Queridísimos
hermanos. Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres
causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión
de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después
de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado
a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas
para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente
de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser
llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y
en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin
embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y
sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para
gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es
necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu,
vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma
que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio
que me fue encomendado.
Por
esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena
libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma,
Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales
el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de
2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro,
quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien
tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo
Pontífice.
Queridísimos
hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el
trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio,
y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora,
confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor
Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su
materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo
Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera
servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida
dedicada a la plegaria. Vaticano, 10 de febrero 2013».
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