«La erradicación de la pobreza
extrema sigue siendo uno de los principales desafíos de nuestro tiempo y
es una de las principales preocupaciones de la comunidad internacional.
Para poner fin a este flagelo se necesitarán los esfuerzos combinados
de todos, los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y el
sector privado, en el contexto de una alianza mundial para el desarrollo
más fuerte y más eficaz. En los Objetivos de Desarrollo del Milenio se
fijaron metas con plazos determinados, mediante las cuales se pueden
medir los progresos en lo tocante a la reducción de la pobreza
económica, el hambre, la enfermedad, la falta de vivienda adecuada y la
exclusión —al paso que se promueven la igualdad entre los sexos, la
salud, la educación y la sostenibilidad ambiental. Dichos objetivos
también encarnan derechos humanos básicos —los derechos de cada una de
las personas existentes en el planeta a la salud, la educación, la
vivienda y la seguridad. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son
ambiciosos pero realizables y, junto con el programa integral de las
Naciones Unidas para el desarrollo, marcan el rumbo para los esfuerzos
del mundo por aliviar la pobreza extrema para 2015.»
Secretario General de las Naciones Unidas, BAN Ki-moon.
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