DOMINGO DE PASCUA. B. (4.4.2021)
Si Jesús vive eso me basta
Hecho. En nuestros días, por lo menos dentro de los círculos eclesiales, se habla mucho de la falta de fe y de la crisis moral. Pero quizá, en nuestro mundo más que la fe y la moral lo que está agonizando son la esperanza y las ganas de vivir y luchar.
El famoso sicoanalista austriaco, Víctor Frankel, solía decir: “el 25% de las neurosis estaban originadas por carencia de sentido y las ganas de vivir”. No todo es negativo en este mundo. En él hay muchas personas centradas, haciendo el bien y aportando valores muy estimables. Pero, con cierta frecuencia, el balance global que solemos hacer suele ser más sombrío que luminoso. Parece que llevamos puestas unas gafas negras que nos impiden ver todo lo que hay de positivo en nuestro ambiente.
I.- Es verdad que en nuestra sociedad hay muchas cosas que no funcionan y que tenemos muchos problemas que resolver. Ahí están el Covid, las numerosas y abundantes manifestaciones de los jubilados y pensionistas; la marginación de las mujeres, el paro juvenil, los refugiados, la soledad de las personas mayores, etc. Tampoco podemos dejar a un lado, a la hora de asomarnos a nuestro ambiente, los valores que son predominantes en nuestra sociedad y que están originando el número de personas apáticas, desanimadas, conformistas, preocupadas sólo por su bienestar…,vaya creciendo considerablemente.
II.- En esta fiesta de Pascua, en la que celebramos que el Padre resucitó a su Hijo Jesús, voy a ofreceros unas pistas para:
Vivir con ilusión y esperanza. Porque si el Padre resucitó a Jesús tenemos la certeza de que merece la pena vivir como El vivió, el dar la vida por lo que El la dio. Desde la Resurrección cobra sentido nuestra entrega a los demás, las horas que pasamos fuera de casa haciendo algo por los demás; nuestras luchas, nuestras oraciones y sacrificios por ser menos egoístas; nuestros desvelos y reuniones por hacer una Iglesia más evangélica y servidora del pueblo
Para no verlo todo negro. Porque si el Padre resucitó a Jesús tenemos la certeza de que por las venas de la historia corre la savia del Resucitado. Hace unos años estuve, por estas fechas, en una misa que se celebró en el Colegio de los Jesuitas de Indautxu con motivo del aniversario de la muerte de Mons. Romero. Pusieron sobre la pared una inmensa espiga y a los presentes nos dieron granos. Cada uno podía poner un grano en la espiga siempre que contase algún hecho positivo. Pues bien la espiga se llenó y no hubo granos para todos.
Para esperar y confiar en la Iglesia. Porque si el Padre resucitó a Jesús tenemos la certeza de que a pesar de sus pecados y incongruencias ella nos sigue ayudando a conocer a Jesús y nos ofrece la salvación.
Para tener una confianza moderada en nosotros mismos. Porque si el Padre resucitó a Jesús tenemos la certeza de que tenemos la dignidad de ser hijos/as de Dios y no podemos decir: “Soy una chapuza”, “No tengo remedio”… Cada uno de nosotros, con la fuerza del Resucitado podemos cambiar, ser mejores, estar más comprometidos… También podemos confiar más en los demás y, sobre todo, podemos confiar absolutamente en Dios.
III.- Vamos a mirarnos a nosotros mismos y vamos a mirar a los demás, a la sociedad y a la Iglesia desde el Resucitado. Jesús resucitado fue el consuelo de sus discípulos que pasaron por la “tarde oscura” del Viernes Santo y ahora, también, nos ofrece su consuelo a todos nosotros. Consolar es algo más que animar, consolar es conseguir que desaparezcan los motivos de abatimiento. ¡Que Cristo resucitado nos consuele a todos en este día de Pascua!
Para orar y meditar
Estarás en condiciones de reconocer que tu espíritu
ha resucitado plenamente en Cristo si puedes decir
con íntima convicción: “Si Jesús vive eso me basta”.
Si él vive, vivo yo, porque él es mi vida y todo aquello
de lo que tengo necesidad.
¿Qué puede faltarme, en efecto, si Jesús vive?
Sólo cuando el amor de Cristo absorba de este modo
tan total a nuestro corazón y seamos sensibles a Jesucristo
y a todo lo relacionado con él, sentiremos su consuelo
y recobraremos la esperanza y las ganas de vivir y luchar.
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