Religión y escuela pública
Grupo Areópago
Uno de los temas más controvertidos en el mundo de la
política desde que se estableció nuestra joven democracia es la
presencia de la Enseñanza Religiosa Escolar en el currículo de la
Escuela Pública. En la actualidad ha sido suscitado por la aparición en
el BOE del nuevo currículo de la asignatura motivada por la ¿última
reforma? del sistema educativo de nuestro país, la denominada LOMCE,
currículo que empieza a aplicarse en el curso que estamos iniciando. Y,
cómo no, por la instrumentalización que hacen del asunto algunos
partidos políticos que abogan por lo que ellos llaman la escuela laica.
La cuestión de fondo se encuentra en la dificultad de
algunas personas y partidos políticos para comprender la diferencia que
existe entre laicidad y laicismo, entre Estado democrático laico y
aconfesional y Estado laicista.
La laicidad de una sociedad democrática no es una ideología
más entre otras, sino la expresión de la neutralidad del Estado en
referencia a todas las cosmovisiones, que hacen posible la libertad
ideológica, política, cultural y moral –que no ética– de todo el amplio
espectro social que configura un Estado moderno democrático y, por
tanto, plural. El laicismo, en cuanto pretende la anulación de algunas
de las cosmovisiones que forman parte de ese Estado –es el caso de la
intención de convertir en instancia privada a la Religión, sacándola de
la vida pública– se transforma en ideología y, si es combativo y
excluyente, deviene en fundamentalismo y en totalitarismo.
El estado democrático laico, y por tanto aconfesional, es
neutral pero no neutro. Es desde esta premisa desde donde se ha de
debatir la presencia o no de la enseñanza de la Religión Católica en el
ámbito de la Escuela Pública. Hoy son muchas las familias que en España
desean que sus hijos reciban una educación fundamentada en una
cosmovisión cristiana de la vida; se habla del sesenta por ciento de la
población escolar. Los actuales Acuerdos Iglesia y Estado se sustentan
precisamente en ese interés público que suscita tal demanda y en la
respuesta que da dicha asignatura a una planificación curricular atenta
al concepto moderno de educación integral. La religión es un hecho
cultural que exige su tratamiento escolar si no queremos que nuestros
niños y jóvenes en un futuro no sepan interpretar los fundamentos de una
cultura que, se quiera o no, se ha forjado desde las claves de una
cosmovisión cristiana.
Fuente: http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=34700&id_seccion=83
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