Seguramente en mas de una ocasión habremos escuchado, o incluso habremos dicho, la expresión que encabeza este post, “a veces exploto con quien menos culpa tiene”.
Esto suele suceder cuando vamos acumulando tensiones en el día a día, debido a los distintos acontecimientos cotidianos que experimentamos y, al mismo tiempo, carecemos de la capacidad de contrarrestar los efectos de dichas tensiones. Es como una especie de desequilibrio entre los estímulos estresógenos que recibimos y los recursos para hacerles frente.
Debido a ello, con frecuencia trasladamos el estado de ánimo de un lugar a otro, es decir, si tenemos un problema en el trabajo lo llevamos hasta nuestro hogar o viceversa.
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